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martes, 11 de octubre de 2011

Los españoles dispuestos a pagar por mantener sanidad pública, según Salgado

FUENTE: ABC.ES

Los españoles están dispuestos a pagar más impuestos a fin de mantener el sistema de sanidad pública, afirmó hoy en Moscú Elena Salgado, vicepresidenta económica del Gobierno español y ministra de Economía y Hacienda.


"La experiencia en la crisis económica demuestra que la gente está dispuesta a pagar más impuestos siempre que se mantenga el sistema sanitario público", dijo Salgado al intervenir en la apertura del Foro Internacional "Objetivos de Desarrollo del Milenio" (MDG) que tiene lugar en la capital rusa.
El plantel que inauguró el foro estuvo constituido, además de Salgado, por Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA y secretario general adjunto de las Naciones Unidas.


Por parte rusa participaron Serguéi Lavrov, ministro ruso de Exteriores; Arkadi Dvorkóvich, asesor presidencial para Asuntos Económicos del presidente ruso, y Alexéi Kudrin, ex ministro de Finanzas de Rusia quien sigue siendo el experto financiero más influyente en el entorno del primer ministro Vladímir Putin.


Esta mañana, antes de participar en la inauguración del foro, Salgado mantuvo reuniones con Lavrov y Kudrin, y esta tarde, antes de emprender el regreso a Madrid, se entrevistará con el ministro en funciones de Finanzas ruso, Antón Silvánov.


En su intervención en la apertura del foro Salgado recordó sus primeras experiencias en la lucha contra el SIDA en el gobierno de Felipe González en 1985, en plena epidemia entre la población penal española.


"Los tiempos son difíciles desde el punto de vista económico, pero no debemos olvidar la gran importancia de este asunto", declaró, al constatar no obstante que "el precio de la lucha contra el Sida es muy alto".


Salgado destacó el "gran progreso" conseguido en este terreno, que ha permitido pasar "de programas de emergencia a programas de sostenibilidad".


"Hoy debemos considerar el Sida como enfermedad crónica y no como una sentencia de muerte", remarcó.


Salgado comunicó que España ha conseguido reducir sustancialmente el porcentaje del contagio del SIDA por consumo de drogas.

Mayores con VIH

El colectivo de mayores infectados con VIH es el 12% de nuevos casos.


Diario PÚBLICO 19 septiembre 2011


"El sexo, el sida y el VIH son cosa de jóvenes". A este mito se enfrentan a menudo los expertos de la sanidad que atienden a pacientes adultos ya entrados en años que, al recibir el diagnóstico, deben afrontar una doble mala noticia: la de la infección y, con frecuencia, también la de alguna otra enfermedad asociada.


En 2009 (último año del que existen datos del Ministerio de Sanidad), los mayores de 50 años incrementaron las listas de los nuevos diagnósticos en un 12% (150 personas). Aunque representan una minoría (el grueso de infectados está entre los 30 y los 39 años, con el 37,8% de los casos), son un colectivo de riesgo, ya que la escasez de campañas de información dirigidas a ellos provoca, en ocasiones, contagios imprevistos.


Muchos practican sexo sin protección por no tener conciencia del riesgo


"Creen que el VIH no va con ellos, que es cosa de jóvenes, y suelen enterarse cuando ya tienen alguna patología añadida", explica Javier Barbero, psicólogo especialista en pacientes con VIH del Hospital de La Paz de Madrid. En algunos casos, se trata de "gente que mantiene relaciones extramatrimoniales no protegidas por falta de conciencia del riesgo". En otros, "tienen la idea de que, como son mayores y morirán pronto, no importa que se contagien", alerta el experto.


Antonio Moraleda, economista jubilado de 78 años con VIH, confirma esta teoría. "El ser humano es tan absurdo que a muchos les gusta jugar a la ruleta rusa", lamenta. "Otros no se dan cuenta de que esto es como un accidente de tráfico: no hace falta que conduzcas muchas veces para estrellarte, con una basta", sentencia. Jimmy (nombre ficticio), artista infectado de 59 años, también cree que "es como una lotería. Algunos tienen premio a la primera".


Barbero alerta también del trauma de los que descubren su infección. "La carga suele ser doble: tienen que dar explicaciones de su conducta clandestina y, si lo ocultan, sufren la angustia de saber que quizá su pareja también esté infectada", resume el doctor.


Prejuicios


Los prejuicios de antaño, ligados habitualmente a la religiosidad, también "juegan en contra de los infectados de esta generación", destaca Udiárraga García, presidenta de la Coordinadora Estatal de VIH y sida, Cesida.


"Yo tuve suerte porque mi familia me apoyó", cuenta Moraleda, que descubrió que tenía sida en el 2001. Ahora, que ya sólo toma una pastilla al día, lleva una vida "totalmente normal". "Convivo con mi hermana y sigo besando a mis sobrinos con toda naturalidad", añade. Tampoco tuvo problemas con sus vecinos del municipio madrileño de Torrelodones. "¡Y eso que mi visibilidad fue instantánea!", bromea. De hecho, cuando se enteró de la infección, sacó fuerzas para recuperarse de varias enfermedades asociadas y dedicarse a dar charlas.


Moraleda también asiste a reuniones con otros infectados con el fin de animarles para que puedan sobrellevar la enfermedad. "Mucha gente se derrumba, tienen problemas con sus parejas o con el trabajo y no se dan cuenta de que con VIH se vive", asegura.


Jimmy, por su parte, es de los que aún no se ha atrevido a contarlo. Tiene una postura optimista con respecto a su enfermedad ("no pienso dejar que controle mi vida", sentencia), pero trabaja dando clase a niños pequeños y sabe que los prejuicios de sus padres podrían causarle problemas. "Lo más fuerte que ha conseguido el VIH es meterle el miedo en el cuerpo a la gente", lamenta. "Por mucho que vayamos de modernos, el VIH sigue siendo un estigma", agrega.


Un estigma que, como denuncian los expertos, sigue provocando graves discriminaciones. En las residencias de mayores, por ejemplo, tener VIH es motivo para no poder acceder a ellas.


Exclusión en residencias


"El criterio de exclusión es tener una enfermedad infecto-contagiosa, ¡pero la gripe es más contagiosa que el VIH!", exclama Barbero. "Además, el VIH tiene unas vías de infección muy definidas que se pueden prevenir fácilmente", añade. "El problema es que esa cláusula se ha convertido en la excusa perfecta para evitar la reacción de otros residentes", lamenta el psicólogo.


Aunque consigan plaza, el trato que reciben los infectados en algunos centros de mayores no es, en absoluto, saludable. "Algunos prefieren la muerte a convivir con gente que no los quiere", asegura Federico Armenteros, presidente de la Fundación 26 de Diciembre. Este colectivo de mayores LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) está cerrando los trámites para construir una residencia libre de discriminaciones, pero aún necesitan socios que colaboren con el proyecto.


"¿Cuándo se van a enterar de que no es contagioso?", se pregunta Jimmy. "Hay que explicar mejor a la gente lo que es esto", añade. Por eso "hacen falta campañas de sensibilización, para que la sociedad nos reconozca la dignidad que nos merecemos como personas", solicita el artista. Barbero, por su parte, va más allá: "La información por sí sola no cambia conductas. Los poderes públicos deben exigir que se cumplan los derechos de todos", exige el psicólogo. "La solución está en no financiar los centros públicos que discriminen", propone.


En cuanto a las campañas preventivas, todos están de acuerdo en que se centran demasiado en la gente joven. "Se dirigen a un sector de la población, más que a las conductas de riesgo por sí mismas", detalla Barbero. "Además, como se niega como una realidad la sexualidad de los mayores, también se niega la posibilidad de que se contagien por VIH", lamenta.


"Se piensa que a los 50 no se practica sexo y, cuando aparece un mayor con VIH, sorprende más", confirma Jimmy. "Parece que el sexo es sólo para la juventud y cuando se trata de dar recursos, ellos tienen preferencia", opina también Moraleda. "Es una falta de sentido económico por parte de la Administración, porque una campaña de prevención cuesta menos dinero que el tratamiento necesario para cada infectado", concluye el execonomista.

Un anticonceptivo inyectable duplica la transmisión del VIH

El fármaco, muy usado en África, debilita el epitelio vaginal


Un anticonceptivo inyectable aumenta el riesgo de transmisión del VIH tanto en las mujeres (si su pareja masculina está infectada) como a la inversa. Los últimos datos al respecto, que ha publicado The Lancet, arrojan otra sombra sobre este método, que tiene gran aceptación en algunos países del África subsahariana oriental porque permite que las mujeres regulen sus periodos de fertilidad. En este trabajo, que ha seguido a 3.800 parejas en la que uno de los miembros tenía VIH y el otro no (lo que se conoce como serodiscordantes), se ha detectado que la tasa de infecciones era el doble en el grupo que usaba este método anticonceptivo que en el conjunto de la población estudiada.



El fármaco en cuestión es la medroxiprogesterona, y tiene la ventaja de que se inyecta cada dos o tres meses, y actúa como la píldora anticonceptiva, inhibiendo la ovulación. Su uso es tan sencillo —una inyección intramuscular— que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha promovido para que lo administre personal sanitario (enfermeras o auxiliares) o algún miembro de la comunidad entrenado. Se calcula que unos 12 millones de mujeres lo utilizan.



El médico Juan Carlos López Bernaldo de Quirós, del servicio de Infecciosas del hospital Gregorio Marañón de Madrid y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), admite que hay varios trabajos ya en este sentido. "Parece que la causa de este aumento del riesgo es que cambia el epitelio vaginal", explica el médico. Ello podría implicar que este se debilite, lo que facilitaría las minihemorragias por las que se transmite el virus. "En las embarazadas parece que ocurre algo similar", afirma el médico.



Sin embargo, el experto insiste —en línea con el comentario que acompaña al artículo en The Lancet— que en casi todos los casos los estudios no estaban enfocados a medir este aspecto, y que el número de mujeres que tomaban el fármaco era muy escaso (alrededor del 11%).



Además, las mujeres iban cambiando de método anticonceptivo a lo largo del tiempo estudiado (unos cinco años), y los datos sobre cuál utilizaban y durante cuánto tiempo se basan en sus respuestas, no en mediciones exactas. Aun así, el trabajo plantea un problema: qué aconsejar a las mujeres para las que el uso del preservativo con sus parejas es imposible (porque ellos se niegan o no quieren decirles que tienen el VIH), y no quieren quedarse embarazadas. Es un complicado ejercicio de balance de riesgos (embarazo frente a VIH). La OMS se reunirá en enero para estudiarlo.



Un 25% de los españoles con VIH no saben que están infectados


El Secretario del Plan Nacional sobre el sida advierte de un repunte en el número de casos en los próximos años

El retraso diagnóstico es una de las principales preocupaciones del secretario del Plan Nacional sobre el sida, Tomás Hernández. En España se estima que entre un 25% y un 30% de las personas con VIH no sabe que está infectada, es decir hay unas 35.000 personas que por miedo al estigma y a la discriminación no se están beneficiando de los tratamientos existentes. En cuanto a transmisión del virus la vía heterosexual sigue siendo la primera causa de nuevos casos. Por este motivo Hernández ha recalcado la importancia "de mantener un esfuerzo sostenido en el ámbito de la prevención, la educación y la promoción de hábitos sexuales". Además ha advertido hoy de un "ligero" repunte en los contagios por VIH en los próximos años, ocasionado principalmente por el aumento de diagnósticos en el grupo de hombres que mantienen sexo con hombres.



Así lo ha manifestado Hernández en rueda de prensa, en la que ha presentado los datos de actividad del teléfono de información sobre VIH y sida 900-111-000, que recibe 25.000 llamadas cada año. El teléfono, una iniciativa de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida y que gestiona Cruz Roja, ha recibido un total de 115.822 llamadas durante sus cinco años de funcionamiento. La mayoría proceden de toda España, aunque Madrid agrupa más del 25% del total, seguida de Barcelona (11%) y Valencia (5%). El 10% de las llamadas las realizaron los menores de 22 años: "un colectivo especialmente indicado para recibir información sobre esta epidemia", ha argumentado Hernández. El 60% eran personas entre 23 y 35 años y el resto, un 30%, eran mayores de 35. "En el caso de este grupo de edad, las principales dudas se refieren sobre todo a consultas sobre la medicación", subraya María, trabajadora fija del servicio de atención.



Suena el teléfono y Henry, compañero de María, responde con voz calmada y segura: "Teléfono de ayuda". Él es una de las cuatro personas que atienden las consultas de lunes a viernes, de diez a ocho de la tarde. El trabajador prosigue con la llamada. Con el ratón señala en el ordenador dos casillas: "Mujer y pareja con VIH". Más de la mitad de las consultas, un 56%, están relacionadas con prácticas sexuales, principalmente heterosexuales. En cuanto a la información solicitada, se agrupa en dos bloques. La primera, son las vías de transmisión del VIH (40%) y la segunda, falta de información sobre las pruebas de diagnóstico existentes para la detección del virus: "En esta llamada, la mujer estaba preocupada por cosas cotidianas como si podía beber del mismo vaso que su pareja o ducharse con él. Normalmente las mujeres no abandonan a sus parejas cuando descubren que esta tiene VIH pero si se sienten pérdidas. Hay mucha desinformación sobre tareas del día a día".



"La decisión de hacerse las pruebas es personal y voluntaria", explica Henry. Los tests se pueden realizar de forma gratuita en los centros sanitarios de la red pública y además en los centros de enfermedades de transmisión sexual y ONG. "En Cataluña y País Vasco se pueden comprar en las farmacias lo que llamamos pruebas rápidas y cuyo resultado se obtiene en menos de 30 minutos", explica Hernández.

Problemas de acceso a la 'píldora del día siguiente' del VIH

Sanidad aconseja que se medique a los gais tras una práctica de riesgo



¿Qué hacer cuando se rompe el condón durante una relación sexual con una persona con VIH? La respuesta está en teoría prevista: dar tratamiento antiviral durante un mes para evitar la infección. Pero en la práctica el Observatorio de Derechos Humanos de la RedVIH ha detectado al menos una decena de casos en que cuando el afectado va a un centro hospitalario, le niegan la medicación o ni siquiera saben que existe



Esta píldora del día siguiente del VIH (en verdad, tres pastillas que se toman durante un mes y cuya primera dosis debe ingerirse antes de las seis horas) se denomina profilaxis posexposición no ocupacional (PPENO), y no es más que la adaptación de algo que lleva más de una década haciéndose con el personal sanitario que, por ejemplo, se pincha con una aguja que ha estado en contacto con sangre de una persona con VIH (en ese caso se denomina profilaxis ocupacional). Pero su traslado al ámbito no laboral no se hizo oficialmente en España hasta el Plan multisectorial frente a la infección por VIH y el sida para el periodo 2008-2012.


"El protocolo existe y todos los centros deberían cumplirlo", afirma el secretario del Plan Nacional sobre el Sida, Tomás Hernández. Eso no quiere decir que haya que dar tratamiento a todas las personas que hayan tenido una relación en la que el preservativo se ha roto o en la que, simplemente, no se ha usado. El texto establece el riesgo de las distintas prácticas (anal o vaginal, insertiva o receptiva, con violencia o sin ella). En concreto, el mayor riesgo está en la recepción anal sin preservativo de una persona infectada (el Plan lo considera "apreciable", del 0,8% al 3% de probabilidades de resultar infectado).


"Los médicos tienen que evaluar el riesgo", indica Hernández. Esto tiene un problema: que muchas veces no se puede saber si la otra persona está infectada o no, bien porque sea un encuentro esporádico o porque no se ha hecho las pruebas antes. Pero aunque se le tenga identificado, hacerlas y esperar supondría que pasara mucho tiempo, y el sistema no funcionaría.

Pero hay un caso en que Hernández cree que debe plantearse -no hay obligación porque el Plan Nacional solo puede hacer recomendaciones- dar el tratamiento siempre: en las relaciones homosexuales. "Con una tasa de infectados del 10%, la probabilidad de que haya transmisión es muy alta", afirma (En el conjunto de la población está en el 0,15%). En cualquier caso, los documentos del Plan establecen que este recurso es algo excepcional, y que si se detecta que una persona acude repetidas veces a pedirlo debe optarse por dar información.


Uno de los casos que han llegado al Observatorio de la RedVIH es el de Felipe Giner. A finales de 2010, el hombre fue al hospital de Novelda (Alicante) después de haberse dado cuenta de que durante una relación su pareja -otro hombre- sangraba y que el preservativo se había roto. "Me asusté mucho", cuenta este hombre de 30 años. Él sabía que existía este tratamiento porque había sido presidente del Colectivo de Lesbianas y Gais (Colegas) de Castilla-La Mancha. Pero, por lo visto, Giner estaba mejor informado que los profesionales sanitarios que le atendieron. "Primero fui al centro de salud, pero el médico me dijo que no sabía de qué le estaba hablando y me envió al hospital". Pero en el centro, obtuvo la misma respuesta. "El tiempo pasaba y nadie me daba una solución. Yo sabía que tenía que empezar a tomar la medicación en las primeras seis horas como mucho, y ya llevaba casi tres", relata.


Después de mucho insistir, y cuando ya habían pasado más de 10 horas desde la posible exposición, Giner -que ha incluido todo su periplo en su libro Quiero ser hetero (http://www.lanzanos.com/proyectos/libro-quiero-ser-hetero/)- consiguió "dosis para dos días".


Carlos Gómez, presidente de la Coordinadora de Entidades de Lucha contra el VIH/sida de la Comunidad Valenciana (Calsicova) afirma que solo en su organización han recibido unas cinco denuncias este año por falta de atención. También hay casos en Sevilla (en el hospital Virgen del Rocío) y en Tenerife (el Virgen de la Candelaria). La Cruz Roja ha comunicado un par de situaciones, pero por cuestiones de privacidad no ha facilitado los datos. Enrique Ortega, presidente de la Sociedad española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), afirma que existe un protocolo, y que este ha sido enviado a todos los hospitales. "No prestar ayuda puede ser fatal", indica. En cualquier caso, ante estos incumplimientos afirma que se insistirá con los responsables sanitarios.


Gómez afirma que "el problema es que con las rotaciones el mensaje no llega a todo el personal de urgencias. Son situaciones horribles. Les enviamos a la gente y les dicen que la profilaxis no existe".


En esos casos, el tiempo corre en contra de los afectados. Giner tuvo suerte. Medio año después, las pruebas confirmaron que no se había infectado.

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