¿Qué hacer
cuando se rompe el condón durante una relación sexual con una persona con VIH?
La respuesta está en teoría prevista: dar tratamiento antiviral durante un mes
para evitar la infección. Pero en la práctica el Observatorio de Derechos
Humanos de la RedVIH ha detectado al menos una decena de casos en que cuando el
afectado va a un centro hospitalario, le niegan la medicación o ni siquiera
saben que existe
Esta píldora del día siguiente del VIH (en verdad, tres pastillas que se
toman durante un mes y cuya primera dosis debe ingerirse antes de las seis
horas) se denomina profilaxis posexposición no ocupacional (PPENO), y no es más
que la adaptación de algo que lleva más de una década haciéndose con el
personal sanitario que, por ejemplo, se pincha con una aguja que ha estado en
contacto con sangre de una persona con VIH (en ese caso se denomina profilaxis
ocupacional). Pero su traslado al ámbito no laboral no se hizo oficialmente en
España hasta el Plan multisectorial frente a la infección por VIH y el sida
para el periodo 2008-2012.
"Los médicos tienen que evaluar el riesgo", indica Hernández.
Esto tiene un problema: que muchas veces no se puede saber si la otra persona
está infectada o no, bien porque sea un encuentro esporádico o porque no se ha
hecho las pruebas antes. Pero aunque se le tenga identificado, hacerlas y
esperar supondría que pasara mucho tiempo, y el sistema no funcionaría.
Pero hay un caso en que Hernández cree que
debe plantearse -no hay obligación porque el Plan Nacional solo puede hacer
recomendaciones- dar el tratamiento siempre: en las relaciones homosexuales.
"Con una tasa de infectados del 10%, la probabilidad de que haya
transmisión es muy alta", afirma (En el conjunto de la población está en
el 0,15%). En cualquier caso, los documentos del Plan establecen que este
recurso es algo excepcional, y que si se detecta que una persona acude
repetidas veces a pedirlo debe optarse por dar información.
Uno de los casos que han llegado al Observatorio de la RedVIH es el de
Felipe Giner. A finales de 2010, el hombre fue al hospital de Novelda
(Alicante) después de haberse dado cuenta de que durante una relación su pareja
-otro hombre- sangraba y que el preservativo se había roto. "Me asusté
mucho", cuenta este hombre de 30 años. Él sabía que existía este
tratamiento porque había sido presidente del Colectivo de Lesbianas y Gais
(Colegas) de Castilla-La Mancha. Pero, por lo visto, Giner estaba mejor
informado que los profesionales sanitarios que le atendieron. "Primero fui
al centro de salud, pero el médico me dijo que no sabía de qué le estaba
hablando y me envió al hospital". Pero en el centro, obtuvo la misma respuesta.
"El tiempo pasaba y nadie me daba una solución. Yo sabía que tenía que
empezar a tomar la medicación en las primeras seis horas como mucho, y ya
llevaba casi tres", relata.
Después de mucho insistir, y cuando ya habían
pasado más de 10 horas desde la posible exposición, Giner -que ha incluido todo
su periplo en su libro Quiero ser hetero
(http://www.lanzanos.com/proyectos/libro-quiero-ser-hetero/)- consiguió
"dosis para dos días".
Carlos Gómez, presidente de la Coordinadora de Entidades de Lucha contra
el VIH/sida de la Comunidad Valenciana (Calsicova) afirma que solo en su
organización han recibido unas cinco denuncias este año por falta de atención.
También hay casos en Sevilla (en el hospital Virgen del Rocío) y en Tenerife
(el Virgen de la Candelaria). La Cruz Roja ha comunicado un par de situaciones,
pero por cuestiones de privacidad no ha facilitado los datos. Enrique Ortega,
presidente de la Sociedad española Interdisciplinaria del Sida (Seisida),
afirma que existe un protocolo, y que este ha sido enviado a todos los
hospitales. "No prestar ayuda puede ser fatal", indica. En cualquier
caso, ante estos incumplimientos afirma que se insistirá con los responsables
sanitarios.
Gómez afirma que "el problema es que con las rotaciones el mensaje
no llega a todo el personal de urgencias. Son situaciones horribles. Les
enviamos a la gente y les dicen que la profilaxis no existe".
En esos casos, el tiempo corre en contra de los afectados. Giner tuvo
suerte. Medio año después, las pruebas confirmaron que no se había infectado.
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